lunes, 10 de septiembre de 2012

Patrimonio y turismo cultural: una relación atrapada entre las identidades y la gentrification



(Primera de dos partes)

Lourdes Hernández Quiñones

Eduardo Nivón y Ana Rosas Mantecón coordinaron el libro Gestionar el patrimonio en tiempos de globalización, editado en el año 2010 por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa y Juan Pablos Editor como parte de la colección Biblioteca de Alteridades, una publicación indispensable y fundamental para todos aquellos que se dedican a la promoción, preservación, difusión  y cuidado del patrimonio cultural.  En ésta se reúnen las voces de 8 especialistas en el tema y las propias de Nivón y Rosas Mantecón, quienes arrojan cuestionamientos profundos en torno a la relación entre patrimonio y turismo, identidades y territorios, modernidad y tradición y un tema que permea la visión crítica de los distintos autores en torno al término  inglés gentrification, entendido como el ennoblecimiento o sofisticación del patrimonio. Se trata de un llamado a la reflexión en torno a la memoria misma.

En el capítulo Del patrimonio como producto. La interpretación del patrimonio como espacio de intervención cultural, Eduardo Nivón se refiere a los cambios en las maneras de entender el patrimonio, al debilitarse los Estados modernos. Derivado de lo anterior, se ha modificado el sentido legitimador del patrimonio para convocar a lo nacional, y se ha fortalecido el sentido del mismo en las regiones. Nivón hace un recorrido por el siglo veinte y pone el acento en el último tercio, momento en que el patrimonio empieza a considerarse como un producto que se ofrece en un mercado de bienes simbólicos.

El término gentrification es introducido en el libro por Rogerio Proenca Leite, de la Universidad Federal de Sergipe, en Brasil, con el artículo Patrimonio cultural y gentrification en el Brasil contemporáneo: balances y perspectivas. Proenca Leite parte del planteamiento de la importancia política que tiene el patrimonio cultural, derivada de la convergencia simbólica  que representa para un grupo de personas; es decir, se trata de una convención que puede obedecer a intereses particulares, aunque su sentido original se refiera a connotaciones de identidad para la población originaria y, por ello, representa una fortaleza para los grupos culturales de ciertas regiones.

Es el interés político el que dio origen al término gentrification, utilizado por primera vez por Ruth Glass en 1963, para “designar el proceso de reocupación y elitización de antiguos barrios del centro de Londres”. Tal expresión, a decir de Porneca, dio lugar a una estrategia global de planeamiento urbano, y en las grandes ciudades como Nueva York, Barcelona o Londres se dieron procesos de gentrification en antiguos barrios históricos, transformándolos en centros de consumo para las clases de sectores socioeconómicos medios y altos. Sin embargo, la resultante de estos procesos de cambio de uso del patrimonio, en particular de monumentos arquitectónicos en desuso, es que se vuelven espacios excluyentes para la población del lugar. Lo anterior se debe a que el patrimonio pasa de ser considerado “bien simbólico” a ser tratado como “mercancía cultural”.

Como parte de lo anterior, señala Proenca Leite, los responsables de las políticas urbanas seleccionan aquellos bienes que potencialmente pueden corresponder a las expectativas de recuperación económica de las inversiones privadas, y se presta menos atención a los significados propiamente históricos y arquitectónicos. Para responder a tales intereses, se da una elitización de los espacios mediante una estética que responde a los estilos de vida de una clase media urbana, con la consecuente alteración del contenido tradicional de los patrimonios. Proenca alerta sobre tales decisiones: “La transformación de las costumbres locales en reliquias, como forma de relocalizar o reubicar la tradición  en contextos marcados por la destradicionalización, que puede ser entendida exactamente como la remodelación de las costumbres locales por las influencias externas, mediante la cual tales costumbres continúan existiendo bajo una forma alterada en sus significados, como reliquia o hábito” (2010). Más adelante señala la que parecer ser la premisa que sostiene el concepto de gentrification: “La destradicionalización sería, de esa manera, un componente importante para adecuar tradiciones y patrimonios a las demandas turísticas de entretenimiento, descanso, tiempo libre y consumo, a la vez que promovería lo que podríamos denominar la ‘deglución’, ‘devoración’ o ‘digestión’ del patrimonio: es decir, prácticas exacerbadas y al mismo tiempo desterritorializadas de un consumo alterado cuyo objeto sería una tradición reinventada y no esencialista”.

No hay comentarios: